Durante más de 14 años, el café de billar estuvo vacío, con sus paredes y rincones aún mostrando las huellas de su vida anterior. Lara Beilharz reconoció el potencial no explotado de este espacio. En lugar de ignorar el pasado, decidió incorporarlo en el nuevo entorno de trabajo.

El motivo del billar tenía la intención de servir como puente entre el mundo antiguo y el lugar de trabajo moderno. Esto se refleja en varios elementos abstractos: las formas redondeadas que fluyen por el espacio recuerdan las líneas curvas de una mesa de billar, mientras que las pantallas de privacidad redondeadas recuerdan deliberadamente la forma de los tacos de billar. Una antigua mesa de billar fue cuidadosamente restaurada e integrada en el nuevo diseño, como muestra de aprecio por la historia del lugar. Los colores vibrantes que fluyen por el espacio son un contraste animado con los tonos apagados del antiguo café.

Una característica clave del proyecto son las diversas zonas y áreas que atienden las variadas necesidades de los empleados. Desde zonas tranquilas para trabajos enfocados hasta áreas de reuniones y espacios de salón acogedores para conversaciones informales, las habitaciones fueron diseñadas cuidadosamente para apoyar diferentes estilos de trabajo. Se utilizaron varios revestimientos de suelo para definir estas zonas, y se colocó un gran cubo de carpintero en el centro de la habitación. Se utilizaron cortinas hábilmente para promover tanto la privacidad como la apertura simultáneamente.